lunes, 9 de agosto de 2010

VALORES: LA ENSENCIA DE LA ABOGACIA

Valores: la esencia de la abogacía
El día de la jura o promesa los nuevos abogados se comprometen a respetar los valores y la ética de la profesión de abogado. La pregunta es: ¿es suficiente jurar o prometer algo al inicio de la carrera profesional? En mi opinión, no. Como me comentaba un abogado, más efectivo que jurar o prometer (en definitiva, leer) una vez en la vida los valores, es interiorizarlos. Leemos muchas páginas, de las cuales podemos no recordar nada al minuto siguiente. En cambio, sólo interiorizamos aquello con lo que nos comprometemos, aquello en lo que realmente creemos. Cuando creemos en algo no necesitamos papeles, lo llevamos dentro y nos comportamos según nuestra creencia.

Los colegios de abogados tienen un papel fundamental en la enseñanza de los valores profesionales. Además de hablar sobre valores, es imprescindible definirlos claramente y traducirlos en beneficios, desde el punto de vista del cliente y de los propios abogados. Esas definiciones y traducciones en beneficios deberían ser comunicadas a los abogados noveles con un mismo mensaje, para evitar múltiples accepciones de los diferentes valores.

Por ejemplo:

Secreto profesional
Privacidad. El secreto profesional está basado en la confianza máxima. Garantiza al cliente que su consulta es absolutamente confidencial.

Independencia
El buen abogado no se deja influenciar por terceros. Sólo vela por el interés del cliente. Los colegios de abogados velan por la independencia de los abogados.

Deontología
El buen abogado actúa en el marco de unas normas éticas, protección añadida, que redunda en calidad, juego limpio. Ética personal y profesional que está controlada y puede ser sancionada por los colegios de abogados, que velan por la buena práctica de la profesión.

Honestidad
El buen abogado dice la verdad. Es realista, objetivo en el asesoramiento. No engaña. El abogado informa con realismo sobre los pros y contras para ayudar al cliente a tomar decisiones inteligentes. No crea falsas expectativas.

Los valores, si creemos en ellos, rigen la actuación. Los valores esenciales de la abogacía constituyen su identidad, lo que la diferencia de otras profesiones. Entenderlos, defenderlos y promoverlos es, hoy más que nunca, una cuestión de todos: una responsabilidad personal y colectiva. “Personal”, de cada abogado; “colectiva”, de las sociedades, consejos y colegios de abogados.

Los colegios deben extremar la independencia de los abogados y el control deontológico, identificando a las “ovejas negras” del colectivo y, si es necesario, apartándolas de la profesión, lo que redundadará en la imagen de los “buenos” abogados, aquellos que con su ejercicio profesional dignifican la profesión.

Como comentaba mi socia, Iolanda Guiu, en otro apartado del blog, los valores de los profesionales son los que definen la actividad. Un buen abogado lo es sin más, independientemente de la estructura jurídica que adopte su despacho. La calidad es intrínseca, no extrínseca.

Pregunta para el debate: ¿qué papel otorgáis a los valores en vuestro despacho?

COMENTARIOS
12/05/2008

Es necesario formar en valores y conductas

Estimados Alejandro y Santiago: gracias por vuestros comentarios. Me parecen ilustrativos y acertados. Si un colectivo profesional debe proteger algo es su identidad, que está construida sobre la base de unos valores y principios. Por tanto, entiendo que hay que formar en valores y las conductas coherentes con esos valores. Es decir, en los valores de la profesión y en las conductas que se suponen del buen abogado. Por otro lado, los valores deben ir evolucionando de la misma manera que las personas o los profesionales a lo largo de su vida. Mantener, promover y defender los valores esenciales de la profesión (honestidad, independencia, secreto profesional y ética o deontología) junto con otros, como la comunicación, desde mi punto de vista es un requisito sine qua non para el futuro de la profesión de abogado en un mundo abierto, mundializado o global. Cordialmente, Francesc Domínguez.

10/05/2008

HAY QUE SER HONRADO Y PARACERLO

En algunos sectores, esta profesión, tiene una consideración baja, a ello contribuye no sólo la actuación de determinados profesionales, sino los chistecillos y anecdotas que humoristicamente se dejan correr por los mismos Abogados, pero a todo ello hay que añadir un factor muy decisivo, y es la actuación de otros profesionales del mundo de la administración de la Justicia, cuyos fallos, errores e incompetencia recaen indirectamente sobre el Abogado y su cliente, y que el propio cliente y su entorno, por desconocimiento ,en muchos casos ,del funcionamiento de la maquinaria de la Justicia de atibuyen a su Abogado.Ser honrado en cualquier profesión es esencial,y deberia ser consustancial al ejercicio de la misma, sin embargo, del deber ser, al ser, hay un trecho, que en esta profesión basada en la confianza del cliente con su defensor, tiene que ser muy clara y manifiesta, ostensible ante el cliente, para que éste tenga la convicción de que sus intereses han sido confiados a una persona digna, honesta y en la que se puede confiar. Santiago López
09/05/2008

Valores en el ejercicio de la profesión

Muchas veces los abogados, normalmente en ambientes distendidos, nos encontramos con comentarios acerca de la poca moralidad o falta de valores de los que adolece nuestra profesión, sobre todo en relación con ciertas defensas penales, aunque se me ocurren otros ejemplos.Ante este tipo de comentarios mi reflexión es siempre la misma, la moralidad de un abogado no está en poder defender a una persona que se sabe culpable sino en la forma en la que lo hace. Y esto es aplicable, creo yo, a todas las áreas en las que intervenimos.Desde luego que los valores son esenciales a la hora del ejercicio profesional, valores y principios en relación con el cliente, al que siempre pretendo dar las mejores opciones para que sea él quien, con criterio pueda decidir, poner sus intereses siempre por encima de los puramente crematísticos, ser claro, ofrecer confianza,...etc Valores también con el resto de compañeros, el juego limpio. Llevo ejerciendo cinco años nada más, pero en este tiempo ya he tenido la ocasión de encontrarme con comportamientos en los que espero no incurrir nunca. Faltas de respeto en sala, aportación de documentos confidenciales en un juicio, poca comunicación, negociaciones ficticias con el único fin de extraer información para ese juicio que piensas que se quiere evitar,...Creo que sin duda aquí está en juego también tu futura proyección profesional y uno puede jugar fuerte pero siempre debe jugar limpio, algo que redundará también en la mejora de tu carrera (sin duda es muy bueno que tus propios compañeros hablen bien de tí).Y por último valores en relación con uno mismo, que no se deben olvidar, en este sentido creo en la honestidad como la base en la que apoyar el crecimiento dentro de esta maravillosa profesión.Alejandro Vega. Vigo.
08/05/2008

Los valores no som importantes son fundamentales

Los valores deberían ser lo principal en cualquier profesión y más si cabe en la profesión de abogado. La capacidad técnica se adquiere a base de horas de estudio y de repetición. Los valores no pueden adquirirse con la práctica. Nadie es honrado a base de practicar, si no de creer. Los valores se tienen o bien por vía natural o bien porque la persona (todos los profesionales son personas ante todo) se fija como objetivo mejorar desde el punto de vista de las cualidades morales. No estoy de acuerdo con la máxima: "no sólo hay que ser" (póngase el adjetivo que se quiera) sino hay que parecero". Quien es, parece, porque en todas sus actuaciones se trasluce lo que es. Uno no puede ocultar ser bueno, honrado, leal, etc. del mismo modo que no se puede aparentar lo que uno no es. Quien crea que puede disfrazar su "yo verdadero" con unos valores en los que no cree, será descubierto y no sólo eso sino que se traslucirá en el desarrollo de su profesión.Hace relativamente poco salto a la luz pública el caso de un médico que dirigía centros en donde se practicaban abortos a fetos incluso de 7 meses. ¿Puede uno creer que ese médico, que quizás tenía buena capacidad técnica, se regía por los valores en los que se fundamenta su profesión y que se recogen en su código deontológico? ¿Qué fue lo que le condenó: su falta de capacidad técnica o su falta de valores y escrúpulos?En todas aquellas profesiones en las que se trabaja con personas directamente, los valores son la piedra angular de la calidad. Quien no practica los valores en los que se fundamenta su profesión no es un buen profesional, además de ser un mentiroso.Si echamos un vistazo a la historia de las profesiones que trabajan con personas, aquellos que han tenido éxito y han sido reconocidos a lo largo de los años, han fundamentado su práctica profesional en sus valores, que han defendido a capa y espada.¿Se pueden cambiar los valores? Todo puede cambiarse. Del mismo modo que una persona se convierte a un credo religioso, por ejemplo, puede "convertirse" a los buenos valores de su profesión, que son los únicos que le llevarán al éxito profesional y a la satisfacción personal. Pero no debe hacerlo interesadamente, sino porque cree.Todas las posturas son respetables aunque no nos gusten, pero como decía, si uno no respeta los valores fundamentales de su profesión no conseguirá el éxito. Y si no se lo cree, eche una ojeada a los diarios. ¿Se condena a alguien por ser honrado, honesto, ético e independiente? Iolanda Guiu

Amor juridico

Poema de amor juridico o de cuando la clausula \'prior amore, potior jure\' no tiene importancia

¿Por que me dejaste amor? Si yo, reconozco juridicamente que te amo; Cómo no apelar a vos? si fuiste mi recurso de amparo; mi tribunal de casación; mi unificador de sentimientos; mi única instancia.;

¿Cómo no reconocer tus derechos posesorios sobre mi? Si en mi desarraigo fuiste mi domicilio constituido. o procesal (nunca supe la diferencia amor, ¿la hay?)

Y aquellas noches amor, oh!!!; Cómo olvidarlas!!!.; Si en ellas vivimos los hechos conducentes, que en definitiva, permitieron mi apertura a prueba.

Y es cierto mi amor, sé que la documental no llegó a cumplirse, pero debes reconocer, al menos, que en la confesional mis sentimientos fueron más claros que nunca. Casi diría que hicieron plena prueba.

¡Ay amor! ¡Mi dulce exhorto!; Mi notificación válida! Mi posesión legítima, aunque viciosa; mi sentencia favorable y definitiva: ¿por qué me abandonaste?; ¿Porqué tuviste esa dura contestación a mi demanda? ¿Acaso no cabe, todavía, en tu corazón un recurso extraordinario?; ¿Acaso no transarías, no conciliarías? No homologarías, no acordarías? ¿No Bordarías, no Llambías?

Mi amor larga viene siendo mi espera. y mi quita.; Mi amor, el tiempo corre y los sentimientos caducan. ¿o prescriben? (¡Maldita confusión entre caducidad y prescripción!)

¿Sabes? Con este poema jurídico y amoroso, amoroso y jurídico espero revertir la carga de la prueba, espero tu última respuesta; pero sin chicanas amor, que mi dolor no las toleraría.

Es que no puedo negar que mis sentimientos entraron en cesación de pagos, pero por favor amor no me pidas la quiebra. Busquemos un acuerdo preconcursal o preventivo. Busquemos una salida, la que prefieras, porque sino amor... Moriré! Moriré antes de que el proceso alimentario haya concluido.

¡Mi caso federal, cuánto te he amado!; Y siempre con probidad y buena fe; ¿Y vos como me contestaste?... con temeridad y malicia, corriéndole traslado a otro, a un tercero, a un, perdón que lo diga, un \'penitus extranei\' que rompió nuestro vínculo.

¡Ay si la \'manus inectio\' todavía existiera! ¿Imaginas mi amor con qué parte del cuerpo de ese \'extranei\' me hubiera cobrado?; Exactamente de ahí mi amor, imaginas bien;

Y así y todo mi amor, mi viejo amor jurídico, me dejaste. Me dejaste amor. Me dejaste. Me dejas Mi Poca miseria amor!

Pero sabes? A medida que deslizo mi romántica pluma (Sylvapen 2 km) sobre este retazo de papel receptor de emociones, de congoja y negra tinta pegajosa y maloliente que a chorros deja mi frente sucia, me doy cuenta que lo nuestro nunca hubiera sido posible: ¿Cómo yo, un amante de veraz, preparado con Salvat, Zaffaroni, Soler, Abbot et Costello - entre otros tratadistas más -, pude enamorarme de vos, cometiendo este error de derecho inexcusable.


¿QUIEN DIJO QUE \'LOS ABOGADOS NO TIENEN CORAZÓN\'??



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